Un mes, eso era todo lo que tenía para dar la vuelta como un calcetín a un restaurante tradicional y crear un espacio actual, apetecible y muy versátil, donde poder ir a cualquier hora del día.

Para llevar a cabo este proyecto, lo primero fue encontrar la sintonía perfecta entre funcionalidad y estética en la distribución del espacio, los materiales, los textiles, los colores, el amueblamiento y, por supuesto, la iluminación. Todo debía estar alineado y hablar el mismo idioma para no crear inconsistencias, desde el tipo de cocina hasta el uniforme de los camareros.

¡El resultado a la vista está! Un restaurante moderno y muy acogedor donde la gran protagonista es la iluminación, una luz dorada muy cálida que recorre todo el local y sale hasta el exterior, una luz que va cambiando de intensidad y generando diferentes ambientes a lo largo del día, en definitiva, una luz que invita a entrar y a quedarse.

La iluminación es muy importante en cualquier negocio, pero en el diseño de restaurantes puede ser determinante. La luz es la clave para crear la atmósfera, algo intangible pero real, solo regulando su intensidad, ya se pueden generar distintos ambientes y escenas a lo largo del día.

Otro aspecto muy importante es la cantidad, la luz debe ser la justa, ni mucha, ni poca, y por supuesto, de calidad. Debe estar bien planificada para evitar sombras molestas, deslumbramientos, zonas de penumbra, etc. ¿Quien no ha estado en un restaurante donde no podía leer la carta por falta de luz?

RESTAURANTE QUIJOTIC (Valladolid)

Fotografía: Jana Alonso Casado

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